Fortuna, ubicada en las faldas del majestuoso Volcán Arenal, es mucho más que un destino turístico famoso por sus aguas termales y paisajes exuberantes; es un pueblo vibrante gracias a la calidez y hospitalidad de sus habitantes.

Las personas de La Fortuna, conocidas por su sonrisa amable y espíritu trabajador, enriquecen la experiencia de cada visitante. En este pintoresco pueblo encontrarás agricultores, artesanos, emprendedores turísticos y comerciantes, todos orgullosos de compartir su cultura y estilo de vida.

Los lugareños tienen sus propios espacios favoritos, alejados del turismo convencional. El Parque Central es el corazón de la vida cotidiana, un punto de encuentro donde familias enteras disfrutan tardes tranquilas y ferias locales. Allí se puede apreciar la verdadera esencia del pueblo, observando cómo los residentes interactúan, ríen y conviven.

Además, muchos habitantes disfrutan del río La Fortuna, un lugar especial para relajarse, refrescarse y compartir comidas tradicionales en familia o con amigos. Este río es también un refugio natural donde los lugareños suelen escaparse para recargar energías en medio del día a día.

Los emprendedores locales han dado vida a espacios únicos como pequeños cafés artesanales y sodas típicas, donde se pueden degustar delicias auténticas preparadas con recetas heredadas de generación en generación. Son estos lugares íntimos y acogedores los que capturan el espíritu verdadero de La Fortuna.

Explorar La Fortuna desde los ojos de quienes allí viven es una experiencia enriquecedora que va más allá de los atractivos turísticos tradicionales, conectando al visitante con el corazón auténtico de este hermoso pueblo costarricense.